viernes, 15 de marzo de 2019


Teoría estética
Autor: Theodor Ludwig Wiesengrund Adorno (19031969). Filósofo alemán de origen judío escribió sobre sociología, comunicología, psicología y musicología. Es considerado como uno de los máximos representantes de la Escuela de Fráncfort y de la teoría crítica de inspiración marxista.
Sobre la edición: Adorno daba su discurso teórico en voz alta a partir de un guión elaborado previamente. Esta obra fue publicada póstumamente, compuesta en base a una recopilación de escritos datados entre 1961 y 1969. Ha sido descrita como uno de los más importantes textos de estética del siglo XX.
En el texto “Teoría estética”, Adorno plantea una metodología innovadora para un estudio interdisciplinar de la materia, que incorpora elementos de la filosofía, política,la sociología, la metafísica y otros campos. Dentro de su texto Adorno revisa la evolución histórica que ha tenido el arte hasta su paradójico estado actual, "semiautónomo", dentro de la modernidad capitalista, considerando las implicaciones sociopolíticas de tal evolución.



RESUMEN
El arte se resiste a la definición. La esencia del arte no es deducible de su origen. No es feliz el intento de subsumir ontológicamente la génesis histórica del arte bajo un motivo supremo.
La definición de lo que sea el arte siempre estará predeterminada por lo que alguna vez fue, sólo adquiriendo legitimidad por aquello que ha llegado a ser y, más aún, por aquello que quiere ser y quizás pueda ser… el arte, al irse transformando, empuja su propio concepto hacia contenidos que no tenía… sólo puede interpretarse el arte por su ley de desarrollo, no por sus invariantes. Se determina por su relación con aquello que no es arte.
Son innumerables las materias que hoy han muerto del todo: la literatura sobre el adulterio que llena el período victoriano del siglo XIX y principios del XX es hoy apenas inmediatamente imitable tras la disolución de la pequeña familia de la alta
 burguesía y el relajamiento de la monogamia; sólo en la literatura vulgar de las revistas ilustradas sigue arrastrando una vida débil y vuelve de vez en cuando.
Relación entre el arte y la sociedad, la identidad estética viene en ayuda de lo que no es idéntico, lo oprimido por la realidad y por la presión identificadora, las obras de arte al ser productos de un trabajo social se comunican con lo empírico y toman su contenido.
Dentro de la crítica de la teoría psicoanalítica, las obras de arte valen esencialmente como influencias del inconsciente de aquellas pulsaciones que las han producido y olvida las categorías formales de la hermenéutica de los materiales, enfocando con una trivialidad propia del espíritu fino, el objeto para el que esta menos capacitado.
Sobrevaloran también desmesuradamente el momento de ficción propio de las obras de arte acudiendo a la supuesta analogía con los sueños… las proyecciones del artista en el proceso de producción son sólo un factor de la obra hecha, y no el decisivo
Tan sólo los diletantes retrotraen todo lo que es arte al inconsciente, sin tener en cuenta que en el mundo del arte las agitaciones del inconsciente son impulsos y materiales entre muchos otros
Para el psicoanálisis, lo que no obedezca al principio de la realidad es sólo y siempre ‘huida’. La realidad ofrece demasiadas razones reales para huir de ella. Es verdad que la imaginación también es huida, pero no completamente: lo que trasciende el principio de realidad hacia algo superior está también por debajo de él.
Las teorías del arte de Kant y Freud
La doctrina de la complacencia desinteresada es pobre ante el fenómeno estético, lo reduce a lo bello-formal o a los llamados objetos sublimes de la naturaleza. El mismo Kant corrige en una nota al pie que el juicio sobre un objeto de complacencia puede ser desinteresado y ser sin embargo, interesante, y suscitar por lo tanto interés, aunque un interés sin fundamento.
De Kant procede por primera vez el reconocimiento, nunca después desmentido, de que la conducta estética está libre de deseos inmediatos. También para Freud, las obras de arte no son satisfacciones inmediatas de deseos, sino transformaciones de la libido, primariamente insatisfecha, en rendimiento socialmente productivo, aunque así se presupone sin cuestionamiento el valor social del arte.
El tabú del arte –siempre que se defina el arte se está respondiendo a un tabú, las definiciones son tabúes racionales- prohíbe que se vaya hacia el objeto de forma animal, que se desee apoderarse de él en persona. Pero a la fuerza del tabú responde la del hecho sobre el que el tabú versa. No hay arte que no contenga en sí, en forma de negación, aquello contra lo cual choca. Al desinterés propio del arte tiene que acompañarle la sombra del interés más salvaje.
Goce estético, el sujeto empírico sólo participa en la experiencia estética de forma limitada y modificada, disminuyendo cuanto mayor sea el rango de las obras. Quien goza de ellas de forma demasiado concreta es un hombre trivial. Tanto menos se goza de las obras de arte cuanto más se entiende de ellas.
La forma tradicional de comportarse ante la obra de arte era la admiración. Lo que de ellas extasiaba era su verdad, no era ningún estimulante de orden superior. La relación con el arte no era de incorporación, sino, al contrario, de desaparición del contemplador en la cosa misma.
 Cuando se dice he oído esta tarde la Novena Sinfonía, he tenido tales placeres. Tal idiotez se considera ahora como sano sentido común. El burgués desea un arte voluptuoso y una vida ascética; al revés sería mejor. La consciencia cosificada reclama lo que se le escatima a los hombres en la inmediatez sensorial.
El arte tiene que adoptar la causa de todo lo proscripto por feo, pero no para integrarlo, mitigarlo o reconciliarlo con su existencia mediante el humor, sino para denunciar en lo feo al mundo que lo crea y reproduce a su imagen y semejanza. En la inclinación del arte moderno a lo nauseabundo y lo físicamente repelente se manifiesta el motivo crítico y materialista, pues a través de sus figuras autónomas el arte denuncia la dominación, y habla en favor de lo que ella suprime y niega.
La crueldad en el arte no es algo sólo representado. El propio gesto del arte tiene algo de cruel, como Nietzche sabía.
La definición de la estética como teoría de lo bello sirve de muy poco porque el carácter formal del concepto de belleza se desvía del contenido pleno de lo estético. Si la estética no fuera otra cosa que un catálogo sistemático de lo que alguna vez se consideró bello, no nos daría ninguna idea de la vida en el concepto de lo bello. De aquello a lo que tiende la reflexión estética, el concepto de lo bello da sólo un momento. La idea de belleza recuerda algo esencial del arte, pero no lo expresa inmediatamente. Si no se juzgara que los artefactos son bellos, el interés por ellos sería incomprensible y ciego.
Medir la belleza de acuerdo con categorías tradicionales opacas (como la armonía formal o incluso la grandeza imponente) va a costa de la finalidad real en que las obras como los puentes buscan su ley formal.
Desde Schelling, cuya estética se llama filosofía del arte, el interés estético se ha centrado en las obras de arte. La teoría ya apenas se ocupa de lo bello natural.
La obra de arte, puro artefacto, ejerce violencia sobre lo natural. Hecha por seres humanos, la obra de arte se encuentra frente a la naturaleza, que en apariencia no está hecha.
La reflexión sobre lo bello natural parece anticuado. Lo paradójico es que el arte grande y su interpretación se asimilan a lo que la estética antigua atribuía a la naturaleza.
Lo bello natural desapareció de la estética debido al dominio cada vez más amplio del concepto de libertad y dignidad humana inaugurado por Kant y trasplantado a la estética por Schiller y Hegel, de acuerdo con el cual en el mundo no hay que respetar nada más que lo que el sujeto autónomo se debe a sí mismo.
Si se revisara el proceso contra lo bello natural, se acusaría a la dignidad en cuanto auto exaltación del animal “ser humano” por encima de la animalidad.
Los seres humanos no están dotados positivamente de dignidad, sino ésta sólo sería lo que ellos todavía no son. Por eso Kant trasladó la dignidad al carácter inteligible y no la atribuyó al carácter empírico.
Bajo el signo de la dignidad adherida a los seres humanos tal como son, el arte se convirtió en la palestra de lo verdadero, de lo bello y de lo bueno.

CONCLUSION
Para Adorno la teoría estética es una reflexión sobre el papel que juega le estética en el arte desde lo social y emocional, mirándola como una disciplina que plantea la eventualidad de salvarla de la situación que la época de vanguardia a colocado al arte por culpa de los medios de comunicación.
Para esto adorno pretende unir el proceso de creación artística y la abstracción intentando que las obras artísticas no se sometan a ser visibilizadas como meros conceptos abstractos ni generalidades ha cerca de la belleza.


La estética desde un punto de vista artístico
Si definimos como terminó de diccionario la palabra ESTETICA, todo comenzaría de la siguiente manera: Estética,  de la palabra griega (aisthetike), sensación, percepción, sensibilidad. Rama de la filosofía que estudia la escancia  y la percepción de la belleza.
¿Pero esto que tiene que ver con el arte?, Esta palabra comienza a dar su primeros pinitos en el texto (Meditationes philosophicae de nonnullis ad poema pertinentibus), publicado en 1735 por Alexander Gottlieb Baumgarten, quien define la palabra estética como una ciencia de lo  bello desde la esencia del arte.
Aunque muchos autores no consideran la estética como una disciplina como lo relata Mario Bunge si podemos concluir que la estética en el arte es  una reflexión filosófica cuyo objetivo es cavilar sobre los problemas estéticos que se encuentran contenidos en el arte.
Esto significa con un ejemplo sencillo
el porqué una obra pictórica, una escultura
nos puede o no resultar atractivos desde
nuestra sensación o percepción.

Esto quiere decir que se reflexiona sobre
el valor que se contiene dentro del arte.

La estética en el arte estudia las cualidades
desde el punto de vista sensible hacia lo
bello, lo feo, lo eminente, la disonancia.


En el marco de los tópicos que se plantean y de los objetos que consideran, la estética, a lo largo de tres siglos de existencia, ha abordado y cubierto con éxito un registro impresionante de cuestiones, que afectan a la representación, a la expresión, a la forma, a la noción de lo que es una obra de arte y a los juicios de evaluación.

Las contribuciones al respecto son de naturaleza diferente según vengan de la tradición hermenéutica o del acercamiento conceptual y analítico. 
Esto contribuye  en una inspiración de interpretación de las situaciones estéticas en sus dos dimensiones: la experiencia de creación – experiencia de recepción.
Cuándo la estética interpretativa se concentra en la aprehensión de las intenciones del artista y lo que interpretan los espectadores, hacen que una obra de arte sea un elemento de manifestación del ser humano desde su humanidad


martes, 12 de marzo de 2019


Discutir la naturaleza y la significación de la experimentación estética sería demasiado largo. Basta aquí con sugerir que las mejores obras de arte, sean literarias, plásticas o musicales, nos proporcionan algo más que un mero placer; nos informan respecto a la naturaleza del mundo. 

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